Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales https://brendatbdv109473.fireblogz.com/69834285/qué-pasó-realmente-en-el-cabezazo-de-zidane